El Libro de Esther de Juan Carlos Méndez Guédez El libro de Esther, Lugarcomún, Caracas, 2011. |
En Méndez Guédez he descubierto a uno de los más sólidos valores
de la nueva narrativa hispanoamericana. Alfredo Bryce Echenique
Eleazar vive
en Caracas. Llega al periodismo literario porque, según él, le falta talento
para ser escritor. Está divorciándose de Marilyn sin admitir que el proceso le
cuesta. Le tiene miedo a todo : al ataque de asma de su vecina de avión, a
la Pepsi-cola porque es la culpable de su infortunio amoroso, a la hepatitis, a
las comidas grasosas y a casi todo lo que no puede controlar. En síntesis,
podría escribir el manual del perfecto neurótico.
Pero su verdadera obsesión es Esther, su amor platónico del Liceo Urbaneja y lamentablemente enamorada de Carlos Jesús, aquel que venía « con sus carrazos y su cuerpazo » y que murió de una muerte « tan aeróbica, tan vitaminas A,B,C y D ». La historia de Eleazar se quedó atrapada para siempre en el último año de colegio con los zapatos de taco y pantalones elefante, con la nostalgia de Esther y las canciones de antaño, y en el momento fatídico en que se le cruzó Marilyn con su falda blanca ya que no había nada « más exacto que sus piernas ».
Pero su verdadera obsesión es Esther, su amor platónico del Liceo Urbaneja y lamentablemente enamorada de Carlos Jesús, aquel que venía « con sus carrazos y su cuerpazo » y que murió de una muerte « tan aeróbica, tan vitaminas A,B,C y D ». La historia de Eleazar se quedó atrapada para siempre en el último año de colegio con los zapatos de taco y pantalones elefante, con la nostalgia de Esther y las canciones de antaño, y en el momento fatídico en que se le cruzó Marilyn con su falda blanca ya que no había nada « más exacto que sus piernas ».
Para ir en
busca de Esther, Eleazar va hasta Santa Cruz de Tenerife en plena época de
carnaval. Allí se cruza con « una caperucita roja borracha, un gladiador
romano, un grupo de personas cantando « güeso namá quiere mi
novia » », y se despierta disfrazado de dinosaurio rosa con el
cabello sucio la boca amarga de whisky y cigarrillos, los pies inflamados de
tanto bailar merengue con El Lobo. En el mundo al revés del carnaval, todo sigue siendo posible,
incluso encontrar a Esther.
De
frustración en frustración Eleazar se busca a sí mismo y de alguna manera se
encuentra. Sabe que hay una distancia muy grande entre su rabia y sus
actos y que fue incapaz de evitar que el amor se le escapara de las manos:
«¿cómo comienza uno el amor en una muchacha y desemboca en el amor a
otra? ». Y así, la frustración continúa ya que al terminar la lectura,
igual que Eleazar, no sabemos si por fin aparecerá la figura salvadora de
Esther.
Franca LINARES SCARCERIEAU
Franca LINARES SCARCERIEAU
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