Martín
Mucha est né en 1977 à Lima, Pérou.
Ecrivain et journaliste, il
vit aujourd'hui à Madrid. Il a obtenu le prix du roi d’Espagne de
journalisme en 2007, pour ses reportages sur l'immigration.
Il a
également obtenu le prix Boehringer et a été finaliste du Prix du
Roman Fernando Quiñones 2010. Ses articles paraissent actuellement
dans les suppléments hebdomadaires de Crónica et Magazine
du quotidien espagnol El Mundo.
Tus ojos
en una ciudad gris est son
premier roman. Il a été traduit et publié en France par
Asphalte Éditions, sous le titre Tes yeux dans une ville grise.
Le
narrateur, Jeremías Carpio, nous entraîne à travers la ville de
Lima sur le trajet qu'il parcourt en bus. Il nous fait le récit de
sa vie personnelle et familiale, esquisse un portrait des jeunes qui
l'entourent (musique, jeux vidéo, échanges sur le Net, …) et
surtout porte un regard acerbe sur les réalités sociales de la
capitale péruvienne. Les personnages et les lieux sont présentés
avec une très grande précision, dans des scènes brèves, des
descriptions courtes.
Ce roman est
une claque.
L'auteur
semble vouloir choquer son lecteur et provoquer un certain malaise.
Il cherche à nous prendre comme témoins et à ouvrir nos yeux sur
ce que nous refusons parfois de regarder en face. Comme dans cette
scène de description de l'agression d'une fillette, où tous se
rendent compte de ce qui se passe mais où personne ne bouge :
« He
pasado al menos cuatro horas de mi vida, a diario, entre un bus y una
combi. Como toda mi generación. […]
Conozco
cada cosa que pasa dentro. Las perversiones, las alegrías. Pero
sobre todo las perversiones. Laura García Robles estudió en el
mismo colegio que yo. Pero era de tres clases más adelante. Sabía
su nombre porque en una clase, esto ha de ser una regla universal,
todos sabían los nombres de las bonitas. […]
Cuando
ella tenía trece y yo diez, un hombre se detuvo detrás de ella.
Podía
haber avanzado unos pasos más. O detenerse antes, pero eligió ese
lugar. Noté que ella se sintió incómoda y dio unos pequeñitos
pasos a un lado. El hombre vestía de impecable traje, bigotes.
Bordearía los cincuenta años.
La
siguió. Se convirtió en una pequeña cacería. Ella huía entre los
cuerpos y buscaba escondites en un autobús repleto. El asiento del
conductor fue el límite de su huida. Laura se rindió.
Comenzó
a frotar su pene en sus nalgas de niña. Se veía su forma torcida en
el pantalón de algodón barato. Pero todos evitaban mirarlo. Era un
hecho común, como un bautizo. Ella tenía los ojos en el vacío. El
en ella, mirando hacia abajo.
Mi madre
me había advertido de esos sujetos. Siete años. Esa era mi edad
cuando me pasó. Sentí la caricia de un tipo en mis pequeños
testículos. Los recorría sin pudor, casi dibujándolos. No lloré
ni reí. Simplemente corrí. Corrí varias veces.
Aún no
sé por qué ella siguió allí. Pero eso era lo que sucedía.
Pasaron largos veinte minutos. El hombre de traje se bajó del bus,
con cierta dosis de angustia. Y satisfacción. Con una mancha húmeda
que iba recorriendo de arriba abajo su pantalón. »
Celle-ci est
une des missions de l'écrivain, que de nous aider à voir le monde
qui nous entoure. Mon conseil : lisez ce livre dans les
transports en commun plutôt que le soir sous la couette avant de
dormir.
Rachel
Mihault
Martín
Mucha, Tus ojos en una ciudad gris, Alianza Literaria, 2011
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